segunda-feira, 8 de julho de 2013

10 sintomas de una sociedad despierta



10 SINTOMAS DE UNA SOCIEDAD DESPIERTA
 

 
Benjamin Malik
 
 
 
 
Mientras muchos continúan investigando la exactitud de las diversas explicaciones que se atribuyen a éste “despertar” colectivo, no puede pasar desapercibido el que muchas personas están finalmente tomando conciencia de cosas que aparentemente permanecían ocultas durante tanto tiempo. Por supuesto, este despertar no es un proceso repentino. Se necesita tiempo para ir descubriendo las muchas capas ilusorias para finalmente llegar a la esencia de las verdades últimas.

A continuación los diez síntomas que sugieren el despertar de la sociedad:

1. Conocemos que no hay diferencia significativa entre los principales partidos políticos: Es muy fácil quedar atrapado en el debate entre izquierda-derecha y creer que hay una diferencia entre los principales partidos políticos. Sin embargo, el debate es una cosa, mientras que las acciones son otra. “Por sus obras los conoceréis, y es indiscutible que no hay una diferencia significativa entre los partidos políticos al momento de la acción sobre los temas más importantes.

2. Conocemos que los bancos centrales e internacionales son el motor de nuestros problemas económicos: La esclavitud a la deuda es la fuerza totalitaria que amenaza a toda la humanidad. Cuando un pequeño grupo de personas tiene la capacidad de crear riqueza de la nada y cobrar intereses sobre la misma, adquieren la capacidad de esclavizar al planeta a pesar del tipo de gobierno que un país diga tener.

3. Conocemos que las guerras preventivas no son necesarias: Cuando nos damos cuenta de que la legítima autodefensa es la única forma aceptable de violencia, entonces nos convertimos en seres humanos despiertos. Sugerir una guerra porque alguien es diferente a nosotros, o por que pueden suponer una amenaza en el futuro es simplemente absurdo. Nadie quiere una guerra, excepto por los poderes inmorales que se benefician de ella.

4. Tenemos conocimiento de los intentos sistemáticos para envenenarnos: Es cierto que hay mucho que aprender en términos de cómo estamos siendo secretamente envenenados. Es probable que con el propósito deliberado del embrutecimiento social y, en última instancia, para el sacrificio de la población. Podríamos pensar: ¿Existe alguien tan peligroso que quiera hacer esto a gente inocente? En el momento en que comenzamos a buscar la respuesta a esa pregunta, estamos un paso más cerca del despertar.

5. Entendemos que el gobierno no puede, ni debe legislar moralidad: Cuando nos damos cuenta que la función del gobierno es sólo proteger nuestra libertad y trabajar por el bienestar de los ciudadanos, despertamos. Debería existir tan sólo una ley moral: No hacer daño. Por lo tanto, es imposible que el gobierno obligue el cumplimiento de la moralidad con armas de fuego, jaulas, e impuestos, porque claramente causan daño severo a nuestra libertad y bienestar.

6. Conocemos que los medios de comunicación son manipulados por la elite gobernante: Un número cada vez menor de personas aún cree realmente lo que escuchan a través de los medios mainstream como si fuera un evangelio, inclusive aún cuando ya conocen que son comprados y pagados por los controladores de la élite. Sin embargo, reconocer que no son nada más que una máquina de propaganda y una forma de control mental, son los primeros pasos para ser capaces de pensar críticamente más allá de los mensajes que emiten.

7. Sabemos que nuestros vecinos no son nuestros enemigos, incluso si tenemos diferentes ideologías: Ésta es, quizá, la cosa más difícil de superar en el proceso del despertar. Pero es vital entender que nuestros vecinos han sido adoctrinados e hipnotizados tal como lo hemos sido nosotros, hasta que de alguna forma logramos reconocer las inconsistencias en nuestros pensamientos y creencias. La mayoría de sus ideas no son las suyas. Ellos están sufriendo igual que el resto de nosotros. En algunos casos sus acciones nos pueden parecer perjudiciales, pero tanto la empatía como la compasión nos ayudan a eliminar los prejuicios que ponemos sobre lo que no entendemos. Ninguno de nosotros nació “despierto” y todos, siempre podemos aprender aún más de los otros.

8. Sabemos que el objetivo del poder es el control total del planeta Tierra: Una vez que entendemos que el final del juego para la élite gobernante es tener un control completo de todos los aspectos vitales de la sociedad a través de un gobierno mundial, una moneda mundial, de las fuerzas armadas internacionales, etc, es fácil de ver a través de las mentiras y la propaganda que rodean los acontecimientos mundiales más confusos. Nunca más volveremos a estar dormidos una vez que aceptamos ésta realidad.

9. Reconocemos que hay fuerzas universales que funcionan a favor de nuestro mundo físico: No importa que seamos personas religiosas, espirituales, científicas o simplemente curiosas, sabemos que existen muchas teorías acerca de una fuerza invisible y poderosa que rige nuestro Universo. Sólo al mantener una mente abierta a ésta posibilidad, estaremos continuamente atentos y agradecidos por las cosas que podemos ver, oír, gustar y tocar. La ciencia actual ha puesto de manifiesto que sólo podemos “ver” lo que el espectro de luz visible revela, lo que equivale a la más pequeña fracción de todo lo que teóricamente se puede ver en el espectro de energía. Parte de todo el despertar es darse cuenta que hay mucho más que es posible que imposible.

10. El poder de cambiar el mundo depende de nosotros mismos: Por mucho tiempo las personas se han concebido a sí mismos como débiles agentes de cambio, o que necesitan de más personas para cambiar su propio mundo. Sabremos que estamos totalmente despiertos cuando nos demos cuenta que tenemos un poder individual infinito para cambiar el mundo, simplemente por vivir el cambio que queremos ver. En primer lugar, tenemos que identificar los principios en los que creemos y después salir y vivir por ellos. Si tan sólo una pequeña minoría tomara medidas para generar éste nivel de consciencia, se sacudiría el establecimiento hasta su núcleo.

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